
MI VIDA, SEGÚN LOS LIBROS –Somos, en gran medida, lo que leímos. A esta altura de la vida, miro hacia atrás y escruto la cantidad de libros que pasaron por mi mente, que al igual de las arrugas, quedaron como referencias vitales.
CUNA LITERARIA PERONISTA
El recuerdo más antiguo (año 54), se remonta a los libros escolares: “Upa” y otros, que la señorita Alicia nos hacía deletrear. De los infames renglones “mamá me ama…Eva me ama”, “papá me ama, Perón es bueno”, donde después de conocer las vocales pasábamos urgente a las consonantes V y P para nombrarlos insistentemente, me quedó la rebeldía hacia la demagogia… y en esos renglones, no he superado al peronismo.
Por otra parte, felizmente, esos primeros libros tenían extractos, párrafos y poesías de autores famosos, que nos introdujeron en la buena escritura. En las tardes, sentado en el umbral de calle, me deleitaba leyendo un viejo diccionario sin tapas, página por página, seleccionadas al azar.
NAVIDAD, COMUNION, CON LECTURAS
Paralelamente, ya sea al recibir regalos para los cumpleaños, Navidad o Comunión, o comprando con los meros ahorros los primeros títulos, recuerdo la Colección Billiken Azul, Roja y Verde, donde trataban temas patrióticos, internacionales y de aventuras.
De ellos, la ensoñación de remedar el espíritu valiente de “El Tambor de Tacuarí”, “El Negrito Falucho”, “Tom Sawyer”, “Las aventuras de Huckleberry Finn” y títulos como “El cruce de los Andes”, “El abuelo ejemplar”, “Manuel Belgrano”, “Cristóbal Colón”, “Los hermanos Pinzón”… y otros que la memoria no actualiza.
ENTRE ZARES Y EL MUNDO DE JULIO VERNE
Un poco más crecido y asociado a la Biblioteca Parroquial Hugo Wast, (Gustavo Martinez Zuviría) que paradójicamente sería el tío abuelo de mi esposa, sacaba semanalmente títulos como “Ben Hur”, “El manto sagrado”, “Fabiola”, “Quo Vadis”, de marcado tinte religioso y que paralelamente me asoció apasionadamente al arte del cine y toda la colección de Julio Verne “Viaje al centro de la tierra”, “20.000 mil Leguas de viaje submarino”, “El correo del Zar”…hasta llegar a la pubertad.
UN MUCHACHO LICEISTA
Sin olvidar muchos tomos del “Tesoro de la Juventud” y las revistas semanales “Selecciones escolares”, “Enciclopedia estudiantil” y “Enciclopedia Estudiantil Superior” que fueron mi introducción a los conocimientos pansófilos, salto a los interminables libros de las materias del Bachillerato en el Liceo Militar, que devoraba día a día para sacar promedio sobresaliente y obtener los beneficios de salir los jueves, una vez al mes… o de los siete u ocho tomos de la Historia Universal de Pevner, regalo de mi padre y de esos años sólo recuerdo un libro robado a mi hermano, sobre la caída del imperio romano “De la luz a las sombras”, que desapareció un buen día de mi armario liceísta.
AMORES IMPARABLES CON LOS LIBROS
Pero como esos amores que irrumpen en la vida de manera fortuita, nunca olvidaré una noche de domingo en el Liceo, cuando llegábamos de algún fin de semana y estando en tercer año, un cadete rosarino, Gastón de nombre, comentaba a viva voz… “Inmejorable!!!.. bellas mujeres, bellos autos, paisajes hermosos y un tipo macanudo”… se trataba de “Dedos de oro”…y eso fue un amor a primera vista. A las pocas semanas fui al continuado del viejo cine Ideal, de Santa Fe y vi el final de “De Rusia con amor” e inmediatamente, “Doctor No” y otra vez “De Rusia con amor” y no me aparté jamás de 007 y todas sus novelas las devoré, como John Kennedy en su mesita de luz. Pero no solo eso, con el afán de tener todo lo referente, me apasioné por su música, por su autor John Barry, y desde entonces a la par de los libros, colecciono todo tipo de bandas de sonido y música de cine, casi como una obsesión.
JAMES BOND. UN PARADIGMA
Así como muchos libros delinearon mi carácter, James Bond, en plena adolescencia me marcó una manera de ser…solitario, astuto, hábil para escabullirme, aguantador, duro para llorar, deseoso de viajar y tener éxito… y muchas mujeres, aunque en eso no lo alcancé. De él aprendí el trago Vesper, agitado no batido, a superar toda adversidad (aún la muerte de seres muy cercanos), a no tener vergüenza de actuar correctamente, buscar siempre la verdad, ser absolutamente noble y triunfar en la vida a toda costa…. más de una vez, en situaciones harto difíciles me decía a sí mismo: qué haría Bond en este caso…y procedía en consecuencia.
UN CORPUS LITERARIO DE ARQUITECTURA
Volviendo a los libros, el amor…Conocí a mi esposa y con ella el cine y la música de “Romeo y Julieta”, derivando en toda la obra de William Shakespeare. “Hamlet”, “El mercader de Venecia”, “César y Cleopatra”, “Sueño de una noche de Verano”, “La tempestad”… y todos los libros de Arquitectura, especialmente los de historia, desde “Saber ver la arquitectura” de Bruno Sevi a “Proyecto Brasilia, 10000 km de Arquitectura”, pasando por “Historia de la estética” de Raimond Bayer y “La Divina Geometría” de Jaime Tallon.
EL MESIAS, LOS SANTOS BAJO MI LAPIZ
En los años de plena religiosidad, leí, o devoré todo lo concerniente a Cristo y sus Evangelios. De allí el libro que edité luego de once años de trabajo “Jesús el Mesías”, “La Iglesia de Jesús” (Historia de la Iglesia) y la vida de casi todos los Santos de la Iglesia, que plasmé en una viñeta diaria por cuatro años seguidos en el periódico local, El Litoral. Del estudio de las virtudes humanas y religiosas, edité un libro titulado “Las Virtudes”, igual a otro “Términos políticos”, necesarios para cubrir bibliografía en la Escuela de Política del Arzobispado, donde fui su Rector y fundador por quince años.
IRVING STONE. «DE LA AGONIA AL EXTASIS«
Arquitectura y Pintura, mis actividades principales, jalonadas con buenos textos de referencia. “De la Agonía al éxtasis” de Irvin Stone, sobre el gran Miguel Angel, que lo leí varias veces y de donde saqué unos extractos que me ayudaron mucho en momentos de dudas…(pag 416, último párrafo del Libro Noveno), “Leonardo da Vinci”, “Miguel Angel” de Marcel Brion, “Memorias de Giorggione, pintor veneciano” de Claude Chevreuil, increíble libro que lo compré en una mesa de ofertas y me sorprendió positivamente.
“Gentileschi”, vida de la primera pintora con firma del pos Renacimiento, “Caravaggio” el pintor del claroscuro, de Helen Langdon, “Diario de un genio” de Salvador Dalí y casi un centenar de libros sobre los pintores del arte universal, de distintas editoriales, tamaños y medidas.
EL MUNDO GRECORROMANO: UN ATRAPA SUEÑOS
Como soy un incansable viajero y amante de la cultura europea, he leído muchos libros sobre su geografía física, política, histórica y social. De ellos, textos medianos, de bolsillo o volúmenes de gran porte, extraigo uno, que me impactó: “Roma” de Robert Hughes, sobre la historia de la ciudad eterna.
Del mundo grecorromano, varios sobre la vida de Alejandro Magno: “El hijo del sueño”, “Las arenas de Amón” y “El confín del mundo”, la trilogía de Valerio Massimo Manfredi, otra trilogía sobre Alejandro, la de Mary Renault “Fuego del Paraíso”, “El muchacho persa” y “Juegos funerarios”, los dos libros de Gisbert Haefs también basados en “Alejandro” y la vida de “Roxanna, su extraña mujer”, de Josephine Deder.
Del famoso novelista italiano Manfredi, la colección de diez títulos sobre la antigüedad “La última legión”, “El ejército perdido”, “Odiseo, el juramento”, “El tirano” y muchos más.
MARGUERITE YOUCENAR EN ESCENA
De Santiago Posteguillo “El séptimo círculo del infierno”, “La sangre de los libros”, “Yo, Julia”, “Julia retó a los dioses” y la notable trilogía sobre Trajano “Los asesinos del emperador”, “Circo Máximo” y “La legión perdida” . También la vida de su continuador Adriano, en la extraordinaria “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar. También relacionado con sus amores, “La coartada de Antinoo” de Manuel Francisco Reina y “Adriano” de Anthony Birley.
Además, “Dinastía” de Tom Holland, “La primera muerte de Marco Aurelio” de Gisbert Haefs e “Historia criminal del Imperio Romano” de Stephen Dando-Collins. “Yo, Claudio” y “Claudio, el dios” de Robert Graves, “Anibal” de Gisbert Haefs, “Cleopatra, la reina del Nilo”, “El joven César” de Rex Warner, “Los idus de marzo” de Thornton Wilder, “César imperial” de Rex Warner, “Juliano el apóstata” de Gore Vidal “SPQR” (Historia de la antigua Roma) de Mary Beard.

EL ÚLTIMO NAPOLEON
El otro gran tema que abordo una y otra vez, es sobre la vida social del siglo XIX. Preferentemente, todo lo referente a los Habsburgo, analizados en “La saga de los Habsburgo” de Jean des Cars. De este mismo autor, varias veces traté sobre “Sissi o la fatalidad”, igual que “El Vals Negro” de Ana María Moix y “Sissi” de Agnés Michaux sobre la misma emperatriz, enigmática, bella y tremendamente sufriente.
Relacionada con la vida de las tres más bellas emperatrices europeas, además de Elisabeth de Austria, “Carlota de Bélgica” esposa de Maximiliano y “Eugenia de Montijo, Pasión imperial” la novela de Pilar Eyre, continuando con la trágica historia de su hijo único, Luis Eugenio Bonaparte en “El último Napoleón” de Carlos Roca, que considero uno de los libros históricos más completos y atrapantes que llegaron a mí. También “El hombre que amaba los perros” de Leonardo Padura y “El último encuentro” de Sándor Márai, muy recomendable.
«EL EXORCISTA Y LA LISTA DE SCHLINDER»
Por supuesto que siempre me entusiasmaron los best seller del momento. Desde “El exorcista” a los archifamosos de Dan Brown, “El Código da Vinci”, “Angeles y demonios” y todos aquellos relacionados con las películas de mayor éxito “Danza con lobos”, “Lo que el viento se llevó”, “La lista de Schindler” de Thomas Keneally …sobresaliendo dos joyas: los muy atrevidos libros, “Todos los cuentos de los hermanos Grimm”, recopilación histórica de las fuertes narraciones infantiles (para nada infantiles) y el soberbio “Pentamerón”, el cuento de los cuentos, rescatados por Giambattista Basile.
UNA HISTORIA DE KIOSCOS
De las ventas de libros quincenales, compré durante dos años seguido, la colección de 100 títulos de Biografías. “Soy Roca” e “Irigoyen” de Félix Luna, “El combate perpetuo” de Marcos Aguinis, “El Gatopardo” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, “Bomarzo” de Manuel Mujica Láinez, “Las memorias de Lord Byron” de Robert Nye, “Carlomagno” de Harold Lamb y otros títulos. También una extensa colección de “La Segunda Guerra mundial” y “Grandes Batalla de la historia”.
UMBERTO ECO, MAESTRO DEL PENSAMIENTO
Sin duda, mi autor preferido es Umberto Eco y sus libros “El nombre de la rosa”, “El péndulo de Foucault”, “Historia de la belleza”, “Historia de la fealdad”, “Apocalípticos e integrados”, “En que creen lo que no creen” y “De la estupidez a la locura”.
Mis falencias imperdonables remiten a muy pocos libros de historia argentina, mucho menos de política actual, muy poco de Borges (sólo algunos cuentos), de Sábato, Terragno, O´Donell, Fernández Díaz y escasos autores nacionales. Materia pendiente.
La lectura de un libro me lleva irremediablemente a leer otras versiones del mismo tema, relacionados, o históricamente continuadores, resultando por lo tanto un verdadero popurrí de aspectos, un abanico riquísimo de materias y un arco completo en la intelectualidad.
47 METROS LINEALES NO DICEN NADA
Por supuesto que estoy haciendo una síntesis muy compacta de los títulos, ya que apelando a la memoria, solo plasmo los más intensos en el recuerdo. Estimo que en las bibliotecas de mis hogares de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, entre los libros de historia, de espiritualidad (muchos de mi señora), autoayuda, arquitectura, viajes, pintura y arte en general, incluyendo enciclopedias, tomos de colección, diccionarios y atlas, sumamos la cantidad de 47 metros lineales de estanterías
Todo esto sin contar algunos módulos de revistas culturales, de arte y arquitectura, las decenas de libros prestados y otros extraídos de la Biblioteca Bartolomé Mitre… pero, aun así, admito que el tamaño, la cantidad y el volumen de los mismos, no está en directa proporción a la sabiduría, inteligencia y cultura… aunque mucho de ellos, ayudan a ser un poquito mejor y más comprometido con el mundo que nos rodea.
LOS CUENTOS OCULTOS
Tal vez por mera imitación de tantos clásicos, me animé a escribir una serie de cuentos, todos ellos inspirados por cada uno de los lugares que visité en pueblos y ciudades de Europa, de los que rescato títulos como: “La piedad de Belinda”, “Ada de San Leo”, “Chanel Nº22”, “El gran amigo”, “Colette”, “Alicia en el país de las realidades”, “A mil kilómetros de Jerusalén y varios más.